jueves, 21 de septiembre de 2006

A mi primer amor.

Quizás porque nunca te tuve, no te perdí; te quedaste prendido en los suspiros, en las ausencias...
Siempre una lágrima enamorada de ti, lloró el dolor de cada desamor, la soledad, el desapego de tantos quereres, impregnaste besos de tu dulce miel, mis caricias eran muchas veces las tuyas.
Tú mi primer amor, el que nunca tuve y jamás perdí, el que me prohibió morir de amor para seguir viviendo.

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